viernes, 29 de mayo de 2009

La lista recomendada



No soy de los que hacen este tipo de jueguitos de Internet. Nunca me había toma el tiempo para responder algo como esto. Alejandra me sugirió que yo lo hiciera, que es interesante. Muchas personas dicen que yo no digo las cosas que me suceden y no me pueden conocer. Opino lo mismo. Puede que eso suceda por que yo no quiero que me conozcan. Hoy soy un libro abierto. Lo acabo de escribir. para a quines les interese:

1. no puedo pronunciar adecuadamente la “rr”.
2. las mujeres suele despreciarme por mi estatura.
3. tengo piedras en los riñones.
4. tuve alcoholismo moderado de los 18 a los 21 años.
5. cuando bebo suelo entristecerme, eso depende de quienes me acompañen.
6. jamás he probado una droga ilegal.
7. nunca he fumado.
8. cuando yo iba en segundo o tercer grado de primaria me queme el rostro con aceite de cocina cuando intentaba cocinar en una sartén. El aceite saltó a mi rostro y me quemó la mitad derecha. No quería ir a la escuela sino hasta que se me curaran las heridas y mis papás casi me obligaron a ir aún con la cicatrices en la cara. La maestra amenazó a mis compañeros para que no se burlaran. Fue un día horrible.
9. me sacaron del jardín de niños al segundo grado. Las maestras no me soportaban, hurtaba la comida de mis compañeros. Yo era un gandul. Mi mejor amigo se llamaba Andy, era tartamudo. Yo me encargaba de partirle el hocico a quien se burlara de él.
10. cuando me sacaron del jardín de niños mis papás me inscribieron en el primer grado de primaria como alumno “oyente” con la esperanza de que yo pasara el año antes de tiempo como lo hizo mi hermana y estar un grado adelantado a mi generación. No aprobé el grado por que chantajeaba a mis papás o les mentía con que me encontraba enfermo (constantemente), debido a las faltas no obtuve las calificaciones necesarias para aprobar y me reinscribieron a primer grado de nuevo con la generación que me correspondía. Antes de ese segundo primer día de clases en la primaria mis papás me advirtieron que ya no me creerían mis mentiras y cuando yo realmente me sentía enfermo no me creyeron. Me pasó como el cuento de El lobo que decía “niño” (versión del Garfield y sus amigos).
11. iba a claces de tae kwon do, la verdad es que yo era muy bueno y era el consentido de los profesores.
12. estuve en la banda de guerra de la primaria por cuatro años.
13. fui jefe del grupo lobatos de los boy scouts de mi pueblo
14. hasta el primer grado de secundaria yo obtenía buenas calificaciones. Todo se arruino cuando después del primer bimestre vi mi fotografía en el cuadro de honor de la escuela, me moría de pena. Mi mamá lo presumía y me incomodaba. A partir de entonces decidí ya no sacar buenas calificaciones y fue un parte aguas para mis notas mediocres.
15. cuando yo estaba en cuarto o quinto grado de primaria mi mamá estaba embarazada de mi hermanita Carla. Antes de que ella me lo dijera yo ya lo sabia, hasta ahora no se como.
16. durante el embarazo que tenía mi mamá de mi hermanita Carla, en la casa hicimos limpieza y sacamos cosas para tirar y algunas para quemar en el patio. Entre la basura se coló una lata de aerosol, mi mamá estaba tirando basura al fuego cuando la lata estalló en su cara y la llenó de flamas. Tuvo quemaduras graves. Yo me dirigía al patio y vi todo desde el pasillo de la cocina y corrí hacia ella, la escuche llorar y gritar. Las vecinas no la quisieron bañar en agua helada por que tenían miedo que le pescara un resfriado, ella seguía llorando de dolor. Estúpidamente le pusieron pasta dental en las heridas. Mamá tuvo serias quemaduras de las que tardó mucho en recuperarse. Aún tiene cicatrices en los brazos y piernas. Esa noche y tres más soñé con lo que le sucedió a mi mamá escuchando su llanto, viendo las llama y su ropa pegada a su piel. Desde entonces es muy raro que yo recuerde un sueño.
17. cuando yo era niño mi papá se iba de parranda de lunes a sábado. Habían seria riñas en mi casa. Cuando yo escuchaba que mi papá llegaba a casa me escondía por que no me gustaba verlo borracho. Mi mamá se la pasaba muy mal con nosotros (mi hermana y yo) haciendo desmadres y mi papá emborrachándose, mamá varias veces amenazó con abandonarnos. Ahora le comprendo, ella ha pasado por cosas graves en su vida. Es la mujer más fuerte que conozco.
18. una noche cuando tenía nueve años, mi papá llegó ebrio a casa y discutía con mi mamá. Yo salí a defenderle y nos peleamos, me lanzó un zapato que esquive y corrí a esconderme en el baño hasta la madrugada. Al día siguiente me levanté más temprano que todos para ir a la escuela, incluso antes que mi papá, sin que él me lleve como era costumbre y me fui sin avisarle a nadie, no le pedía nada a nadie, ni dinero para la escuela. Así estuve durante más de dos semanas y mi papá lo sintió muy feo por que ni siquiera le dirigía la palabra, no existía para mi. Desde esa noche las cosas cambiaron respecto a mi papá y yo, luego de eso cada que mi papá llegaba borracho a casa yo me quedaba con mamá y ella desde entonces busca mi apoyo. Tuve que buscar ser autoridad en mi casa.
19. cuando yo entre al bachillerato y mi hermana a la licenciatura ella se embarazo a los 17 años. La noche en que me enteré yo estaba en la puerta de un local de videojuegos con unos amigos y vi pasar a mi familia en el auto, mi hermanita grito “¡Edgar!”. Todos tenían las caras largas. Cuando vi sus rostros quietos entendí que las cosas no serian iguales. Al llegar a casa mi mama me dio la noticia, no supe que decir. En el momento en el que mi mamá me dejó sólo le di un puñetazo a la pared, fue tan fuerte que hasta ahora me duele. Ver el rostro sólido de mi papá fue espantoso. No lloré, mi mamá si. Fue triste escuchar gran parte de la noche su sollozo desde mi cuarto. Amo a mis tres sobrinos.
20. he vivido solo en Campeche durante más de cinco años desde que entré a la universidad para estudiar psicología en 2003. No conocía a nadie. Ahora no recuerdo como averigüe como llegar a la universidad o las calles. Durante un año padecí depresión, no me había dado cuenta hasta que dos años más tarde vi las características de un tipo de depresión. Me di percaté que llegué a la ideación suicida. El día que lo comprendí me dije: “nunca más”. Me encanta vivir, con alegrías y tristezas.
21. he conocido el verdadero amor una sola vez y he tenido solamente una novia, eso fue a los 22 años. las dos cosas coincidieron en una sola persona que hasta ahora amo.
22. hace un par de años en una fiesta en casa de mis papás llegó una prima de otro estado. Al verla le di un abrazo y le dije: “oye te veo distinta, tienes algo diferente, te ves muy bien”, y me sonrió sin decir nada. Entonces me le quede viendo al rostro y sin más le dije: “estas embarazada” ella me dijo que si. Lo dijo con tanta naturalidad y alegría que me entusiasmé y le di un abrazo y me lo agradeció, luego platicamos un poco por que nadie el la familia me ve muy seguido. Al estar la familia entera en la mesa platicando yo dije algo como: “vamos a celebrar que ______ está embarazada y que el bebé será un ser hermoso”. Una que otra persona me dijo con seriedad: “si” “aja”. Después de la mesa una tía me jaló del brazo y me dio un pescozón: “cabrón, la acabas de regar, solamente su mamá sabia que estaba embarazada y aún estaban pensando como decírselo a tu abuela, la cagaste”. Yo puse mi cara de apuros y no sabia que decir, di por hecho de que todos ya se habían enterado menos yo y como me lo afirmó con tanta seguridad y naturalidad pues…la regué. Igual que con mi mamá, hasta ahora no se como es que me pude enterar de eso sin que me lo digan. Me ha sucedido en otras ocasiones.
23. me gustaría hacer maestria en Programación Neuro Lingüística. Desgraciadamente es muy costoso.
24. ahora tengo 24 años, no me gusta festejar mi cumpleaños, me incomoda y me entristece. Me gustaría festejar mi vida haciendo más cómoda la de los demás. El único cumpleaños en que me la he pasado feliz fue cuando cumplí los 23.
25. he descubierto que me gusta mucho la literatura. Si se me da el tiempo y la vida estudiaré la licenciatura aunque yo ya esté viejo.
26. no me gusta ir a los tabledance, me siento incomodo y juzgado
27. me interesa aprender la verdadera forma de leer el tarot de Marsella y lograr que forme un ser en mí. Por eso me gustaría conocer a Alejandro Josorowsky.
28. me gustaría tener un cuarto repleto de libros, música, mangas, revistas, películas, cómics, muñecos y juguetes. Voy de a poquitos.
29. quiero llegar a vivir por lo menos 120 años.
30. no le temo a la calvicie.
31. tengo sinusitis por romperme la nariz al jugar basquetbol. Por eso la tengo “aguileña”
32. tengo un defecto visual llamado ambliopía. Veo muy poco con el ojo izquierdo y el derecho para compensarlo tiene una capacidad de 20/20
33. anoche le perdí el temor a la muerte.


***Al tipo de la fotografía, si lo ha visto, denuncielo con las autoridades por favor.

Sergio Witz, la patria y nosotros.




Pues por fin terminó el preceso de más de ocho años contra Sergio Witz. Desgraciadamente la sentencia estuvo en su contra: $50 pesos mexicanos por: “…haber incurrido en el delito de injurias a la bandera nacional”. Es más que obvio que este tipo de procesos son pretextos para hacer apagar las voces que se escuchan y revelan su inconformidad ante la dinámica social, política y judicial que hace que los mexicanos nos desvivamos en el país.

Witz fue denunciado ante la Secretaria de Gobernación (¡tzzzzzz!) por la asociación civil Licenciado Pablo García Montilla, conformada por personas conservadoras - esto lo supongo por la denuncia - por haber publicado accidentalmente - según Witz – un poema que desde el nombre resultó alarmante: La patria entre mierda. Después de todo el proceso legal llevado en su contra Witz declaró lo siguiente respecto a quienes lo denunciaron: “No le hecho la culpa a los que me denunciaron, su ignorancia es inofensiva, esos no son los peligrosos, sino los que avalan con jurisprudencias propias de dictaduras mentales.” Según el dato Wiki, el ministro José Ramón Cossío Díaz dio apoyo al poeta que varias veces ha sido laureado, este apoyp provocó una controversia nacional.

Según yo entendí por noticias anteriores, a Sergio Witz ya se le había sentenciado con la pena minima para este tipo de “delitos” que son los $ 50 pesos que ya mencioné. Sin embargo Witz, convencido de su necesidad de expresión y consciente de que no le provocó mal a nadie apeló la sentencia hasta llevarlo a sus últimas consecuencias, las cueles yo creo que para él - igual que para mi y para muchos - eran concederle la razón de la libertad de expresión que tenemos los mexicanos y manifestar la molestia hacia el manejo del país.

Se debe dejar a parte la crítica a la calidad del poema, la cual el mismo Sergio Witz ah menospreciado reconociendo que es mínima. Lo importante es lo que reflejan sus letras, la voz de una nación, las palabras que intentan expresar el descontento de los ciudadanos pero que quedan cortas, insuficientes por que el enojo, la impotencia y la insensibilidad con las que se le daña a México es mucho más grande que cualquier poema. El daño al país no es provocado por las letras que se le hicieron o harán a los llamados símbolos patrios. La catástrofe nacional es creada por personas como las que sentenciaron a poeta.

El autor del poema La patria entre mierda declaró “No es la sentencia de cincuenta pesos lo ridículo de todo esto, es el proceso que llevó nueve años en sí, en gastar recursos públicos para perseguir poetas, en confundir literatura con derecho, pensamiento con adoctrinamiento… de lo que se trata todo esto es de dar un escarmiento a quien piensa, escribe y disiente y lanzar, por supuesto, un mensaje a quien se atreva a hacer lo mismo. No dejemos que nos intimiden o hacer como que no pasa nada”.

Yo vivo en México, estoy enamorado del país en el que me ha tocado vivir, jamás negaré mi origen. Ahora yo, dando la opinión como mexicano que se me denomina, para nada me he sentido ofendido por el poema escrito por el campechano Sergio Witz; al contrario, me siento orgulloso y alentado por personas como Witz que no quieren que les doblen el brazo por mentes conspiradoras y que si se lo doblan gritaran enérgicos de alegría por que muy a pesar de los contrarios éste sabrá que tenía la razón correcta y despertará a más personas.

Ahora el poema de la polémica. Ponte de pié, yérguete en firmes y saluda a la bandera mientras entonas las letras que llaman la atención por que a pesar de tener más de ocho años publicadas para nada queda fuera de lugar. Esperemos algún día si esté fuera.



La patria entre mierda

Sergio Witz

Yo
me seco el orín en la bandera
de mi país,
ese trapo
sobre el que se acuestan
los perros
y que nada representa,
salvo tres colores
y un águila
que me producen
un vómito nacionalista
o tal vez un verso
lopezvelardiano
de cuya influencia estoy lejos,
yo, natural de esta tierra,
me limpio el culo
con la bandera
y los invito a hacer lo mismo:
verán a la patria
entre la mierda
de un poeta.




Por lo menos he tenido el gusto de verlo caminar por la facultad de humanidades y por la iudad.

jueves, 28 de mayo de 2009

La reivindicación de los insultos (las denominadas malas palabras) de Wilberth Herrera

TOMADO DE losviajesdewilberth.blogspot.com


Entre las desgracias y las injurias, el insulto se yergue como paladín de las causas justas y nobles. Sin ornamenta de pretensión, y sin cobertura amarga, el insulto se convierte en el detalle más significativo de la naturalidad.

El insulto, mal denominado, es el fuego que derrite hielos de silencio, es la pimienta que le cambia lo insípido a las pláticas, y todo, sin las ganas de serlo.


Pero hay que decir, que aquel dicho griego, todo el exceso disgrega, y sí, el insulto en momentos incongruentes, se convierte en el merengue más empalagoso, o para los amantes de los dramas, en el momento eterno más incómodo de nuestra historia, llegando a costarnos grandes momentos por culpa de una mala integración.

Repudiada por los desconocedores hipócritas, vuelta medicina por los psicólogos “toditas”, el insulto (mal llamado) es parte integral de nuestra existencia. Si antes dije que es un detalle de “naturalidad”, por conjunción, es parte íntegra de nuestra naturaleza. Seguramente los animales tienen insultos y nosotros lo desconocemos completamente y les aislamos ese elemento. Mal definimos las agresiones y las provocaciones y decimos que son sus formas de insulto. No podríamos estar más equivocados. El insulto no tiene que se una forma de agresión o provocación, es la situación, la forma, y lo que queremos conseguir lo que los hace agresivos o provocativos. El loro que aprendió a decir Puto, no la utilizará para provocar o agredir, sólo se encarga de utilizar aquella palabra que aprendió, para hacer uso de su instrumento gutural.

Pero mejor reformador es aquel escritor laureado, aquel que ya no está con nosotros porque la dulce muerte se lo llevó. Me refiero al genial Roberto Fontanarrosa. Vean este par de videos en donde, para mi gratísima fortuna y ganas de reivindicación de las “malas palabras, hizo este genio. Supe que no estaba diciendo “Pendejadas” cuando defendí los insultos. Gracias Fontanarrosa. Sobra decir que su postulación es mucho mejor que la mía, e infinitamente divertida:


Parte primera


http://www.youtube.com/watch?v=2X6Kq7PYaU4


Parte Segunda



http://www.youtube.com/watch?v=4d-EcSoh4R0

martes, 26 de mayo de 2009

El patito feo, Hans Christian Andersen



Introducción de quien hace el post:

Los lunes me la paso con los amigos, se que algún día extrañaré eso. Podemos llevar pláticas de todo, desde el mejor gol de la semana hasta el barroquismo. Entre todas las platicas el lunes pasado surgió una muy graciosa e interesante: la mujeres que te gustaron en la primaria o secundaria a las que no les hiciste caso y luego quedaron soberbiamente rebuenas, claro que como a nuestra edad ya nos vemos muy dejados ni nos pelarán; entonces nos pusimos a contar nuestras anécdotas (se pusieron por que yo no tenia ni una) y a explorar las consecuencias emocionales que nos dejan los estrógenos al restregarnos su sabiduría moldeadora. Por eso aprovecho ahora el tema para subir este cuento de Hans Christian Andersen, uno muy conocido.

A Hans Christian Andersen se lo cataloga entre los mejores escritores de cuentos infantiles que han vivido, entre los cuales por su puesto se encuentran los hermanos Grimm. Andersen nació y vivió en la pobreza, incluso tuvo que dormir a la intemperie y mendigar por dinero. Sus allegados lo consideraban haragán, raro, intransigente, un poco esquivo e incluso aburrido. Entre los cuentos infantiles que más se le conocen están La pequeña cerillera, El traje nuevo del emperador, La sombra, El soldadito de plomo, El sastrecillo valiente, Las zapatillas rojas, El patito feo (uno de los motivos de éste post) entre otros cuentos, novelas y obras de teatro.

Puede que no te interese leer el cuento por que es para niños, por que está muy trillado (igual que la palabra trillado), Christian Andersen consideraba que sus cuentos no eran solamente para niños. Entonces lo dejo a tu consideración.






El patito feo

Hans Christian Andersen

¡Qué lindos eran los días de verano! ¡Qué agradable resultaba pasear por el campo y ver el trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se paraban un rato sobre cada pata. Sí, era realmente encantador estar en el campo.

Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde sus paredes hasta el borde del agua crecían unas plantas de hojas gigantescas, las mayores de las cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la paciencia, pues casi nadie venía a visitarla.

Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. “¡Pip, pip!”, decían los patitos conforme iban asomando sus cabezas a través del cascarón.

-¡Cuac, cuac! -dijo la mamá pata, y todos los patitos se apresuraron a salir tan rápido como pudieron, dedicándose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La mamá los dejó hacer, pues el verde es muy bueno para los ojos.

-¡Oh, qué grande es el mundo! -dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un espacio mayor que el que tenían dentro del huevo.

-¿Creen acaso que esto es el mundo entero? -preguntó la pata-. Pues sepan que se extiende mucho más allá del jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo nunca me he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos -agregó, levantándose del nido-. ¡Ah, pero si todavía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No puedo entretenerme con él mucho tiempo.

Y fue a sentarse de nuevo en su sitio.

-¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? -preguntó una pata vieja que venía de visita.

-Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… -dijo la pata echada-. No hay forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a verme?

-Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de romper -dijo la anciana-. Te apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. ¡El trabajo que me dieron aquellos pavitos! ¡Imagínate! Le tenían miedo al agua y no había forma de hacerlos entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada me servía… Pero, vamos a ver ese huevo…

-Creo que me quedaré sobre él un ratito aún -dijo la pata-. He estado tanto tiempo aquí sentada, que un poco más no me hará daño.

-Como quieras -dijo la pata vieja, y se alejó contoneándose.

Por fin se rompió el huevo. “¡Pip, pip!”, dijo el pequeño, volcándose del cascarón. La pata vio lo grande y feo que era, y exclamó:

-¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo, me atrevo a asegurar que no es ningún crío de pavos.

Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplandecía en las verdes hojas gigantescas. La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua.

-¡Cuac, cuac! -llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El agua se cerraba sobre sus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magníficamente. Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el patito feo y gris nadaba con los otros.

-No es un pavo, por cierto -dijo la pata-. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si viene el gato.

Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias se estaban peleando por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al estómago del gato.

-¡Vean! ¡Así anda el mundo! -dijo la mamá relamiéndose el pico, pues también a ella la entusiasmaban las cabezas de anguila-. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? Anden ligeros y no dejen de hacerle una bonita reverencia a esa anciana pata que está allí. Es la más fina de todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por eso es tan regordeta. Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie piensa en deshacerse de ella, y que deben respetarla todos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan los dedos hacia adentro! Los patitos bien educados los sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es. Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac!

Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y exclamaron en alta voz:

-¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora tendremos que rozarnos también con esa gentuza. ¡Uf!… ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo.

Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un picotazo en el cuello.

-¡Déjenlo tranquilo! -dijo la mamá-. No le está haciendo daño a nadie.

-Sí, pero es tan desgarbado y extraño -dijo el que lo había picoteado-, que no quedará más remedio que despachurrarlo.

-¡Qué lindos niños tienes, muchacha! -dijo la vieja pata de la cinta roja-. Todos son muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de nuevo.

-Eso ni pensarlo, señora -dijo la mamá de los patitos-. No es hermoso, pero tiene muy buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello como los otros.

Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas.

-De todos modos, es macho y no importa tanto -añadió-, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá camino en la vida.

-Estos otros patitos son encantadores -dijo la vieja pata-. Quiero que se sientan como en su casa. Y si por casualidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, pueden traérmela sin pena.

Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. Pero el pobre patito que había salido el último del cascarón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos que de las gallinas.

-¡Qué feo es! -decían.

Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con un cacareo, tan estrepitoso que toda la cara se le puso roja. El pobre patito no sabía dónde meterse. Sentíase terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en el corral.

Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez en cuando y le decían:

-¡Ojalá te agarre el gato, grandulón!

Hasta su misma mamá deseaba que estuviese lejos del corral. Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó un puntapié.

Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo saltó por encima de la cerca, con gran susto de los pajaritos que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por los aires.

“¡Es porque soy tan feo!” pensó el patito, cerrando los ojos. Pero así y todo siguió corriendo hasta que, por fin, llegó a los grandes pantanos donde viven los patos salvajes, y allí se pasó toda la noche abrumado de cansancio y tristeza.

A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo compañero.

-¿Y tú qué cosa eres? -le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas direcciones, lo mejor que sabía.

-¡Eres más feo que un espantapájaros! -dijeron los patos salvajes-. Pero eso no importa, con tal que no quieras casarte con una de nuestras hermanas.

¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo quería que lo dejasen estar tranquilo entre los juncos y tomar un poquito de agua del pantano.

Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos salvajes. No hacía mucho que habían dejado el nido: por eso eran tan impertinentes.

-Mira, muchacho -comenzaron diciéndole-, eres tan feo que nos caes simpático. ¿Quieres emigrar con nosotros? No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas salvajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la oportunidad de tu vida, feo y todo como eres.

-¡Bang, bang! -se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas de los árboles que se extendían sobre los juncos. Nubes de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y fueron a perderse lejos, sobre el agua.

Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el agua, y, a su avance, doblándose aquí y allá las cañas y los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya se disponía a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la lengua le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con brillo temible. Le acercó el hocico, le enseñó sus agudos dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin tocarlo!

El patito dio un suspiro de alivio.

-Por suerte soy tan feo que ni los perros tienen ganas de comerme -se dijo. Y se tendió allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas, una tras otra, atronaban los aires.

Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún entonces el pobre no se atrevía a levantarse. Esperó todavía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, y, en cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr por campos y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no poco trabajo mantenerse sobre sus pies.

Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesina. Se sentía en tan mal estado que no sabía de qué parte caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplaba tan ferozmente alrededor del patito que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no ser arrastrado. En eso notó que una de las bisagras de la puerta se había caído, y que la hoja colgaba con una inclinación tal que le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así lo hizo.

En la cabaña vivía una anciana con su gato y su gallina. El gato, a quien la anciana llamaba “Hijito”, sabía arquear el lomo y ronronear; hasta era capaz de echar chispas si lo frotaban a contrapelo. La gallina tenía unas patas tan cortas que le habían puesto por nombre “Chiquitita Piernascortas”. Era una gran ponedora y la anciana la quería como a su propia hija.

Cuando llegó la mañana, el gato y la gallina no tardaron en descubrir al extraño patito. El gato lo saludó ronroneando y la gallina con su cacareo.

-Pero, ¿qué pasa? -preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la vista, así que se creyó que el patito feo era una pata regordeta que se había perdido-. ¡Qué suerte! -dijo-. Ahora tendremos huevos de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le daremos unos días de prueba.

Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para poner, al término de las cuales, por supuesto, no había ni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato era el dueño y la gallina la dueña, y siempre que hablaban de sí mismos solían decir: “nosotros y el mundo”, porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del mundo, y lo que es más, la mitad más importante. Al patito le parecía que sobre esto podía haber otras opiniones, pero la gallina ni siquiera quiso oírlo.

-¿Puedes poner huevos? -le preguntó.

-No.

-Pues entonces, ¡cállate!

Y el gato le preguntó:

-¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?

-No.

-Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan las personas sensatas.

Con lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy desanimado. Pero de pronto recordó el aire fresco y el sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que -¡no pudo evitarlo!- fue y se lo contó a la gallina.

-¡Vamos! ¿Qué te pasa? -le dijo ella-. Bien se ve que no tienes nada que hacer; por eso piensas tantas tonterías. Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner huevos o a ronronear.

-¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! -dijo el patito feo-. ¡Tan sabroso zambullir la cabeza y bucear hasta el mismo fondo!

-Sí, muy agradable -dijo la gallina-. Me parece que te has vuelto loco. Pregúntale al gato, ¡no hay nadie tan listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer más sabia del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y zambullirse?

-No me comprendes -dijo el patito.

-Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro que no pretenderás ser más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme a mí misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has encontrado un cuarto cálido y confortable, donde te hacen compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más que un tonto, y a nadie le hace gracia tenerte aquí. Te doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables es por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las verdades. Haz ahora tu parte y aprende a poner huevos o a ronronear y echar chispas.

-Creo que me voy a recorrer el ancho mundo -dijo el patito.

-Sí, vete -dijo la gallina.

Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería tratarse con él por lo feo que era.

Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron amarillas o pardas; el viento las arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y frío. Las nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y nieve, y el cuervo, que solía posarse en la tapia, graznaba “¡cau, cau!”, de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daban a uno escalofríos. Sí, el pobre patito feo no lo estaba pasando muy bien.

Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso crepúsculo, emergió de entre los arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había visto nunca unos animales tan espléndidos. Eran de una blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantástico grito, extendieron sus largas, sus magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los lagos abiertos y las tierras cálidas.

Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara inquietud. Comenzó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una rueda, estirando el cuello en la dirección que seguían, que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría olvidar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanto los perdió de vista, se sumergió derecho hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era!

¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedose muy quieto y comenzó a congelarse rápidamente sobre el hielo.

A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno de sus zuecos de madera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se encargó de revivirlo.

Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía terror de sus travesuras y, con el miedo, fue a meterse revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso. Gritó la mujer y dio unas palmadas en el aire, y él, más asustado, metiose de un vuelo en el barril de la mantequilla, y desde allí lanzose de cabeza al cajón de la harina, de donde salió hecho una lástima. ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la escoba, y los niños tropezaban unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían! Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se precipitó afuera, entre los arbustos, y se hundió, atolondrado, entre la nieve recién caída.

Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias y trabajos que el patito tuvo que pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos cuando las alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera.

Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hicieron fue mucho más fuerte que otras veces, y lo arrastraron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se halló en un vasto jardín con manzanos en flor y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por un extraño sentimiento de melancolía.

-¡Volaré hasta esas regias aves! -se dijo-. Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno.

Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le acercaron con las plumas encrespadas.

-¡Sí, mátenme, mátenme! -gritó la desventurada criatura, inclinando la cabeza hacia el agua en espera de la muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no, sino el reflejo de un cisne!

Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne. Se sentía realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y desgracias, pues esto lo ayudaba a apreciar mejor la alegría y la belleza que le esperaban. Y los tres cisnes nadaban y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos.

En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al agua pedazos de pan y semillas. El más pequeño exclamó:

-¡Ahí va un nuevo cisne!

Y los otros niños corearon con gritos de alegría:

-¡Sí, hay un cisne nuevo!

Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus padres. Había pedacitos de pan y de pasteles en el agua, y todo el mundo decía:

-¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es!

Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía cómo todos decían ahora que era el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón:

-Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un patito feo.


jueves, 21 de mayo de 2009

Los Simpson: todo lo que hay que leer. Por Eduardo Huchín Sosa



Introducción de quien comparte éste post:

Recuerdo que mis jefes (padres) me veían con un poco de desdén al percatarse que me quedaba anonadado, casi viajado y riéndome de unos pseudo humanos amarillos que pasaban en la televisión abierta (hasta ahora aún los transmiten). Sentía el escepticismo de mis jefes hacia lo que yo veía. Mis padres presentían que sus esperanzas de tener un hijo medico, abogado o por lo menos medianamente rico se desboronaban por culpa de éste y otros programas de televisión; y así fue.

Recuerdo que en una ocasión mis jefes se distrajeron y dejaron abandonada la televisión de la sala, cosa que aproveché para tomar el mando de ella – por que quien tenga el control de la televisión es quien tiene los pantalones en la casa – entonces me encargué de sintonizar el canal adecuado en la hora adecuada: Los Simpson. Mientras lo veía y me entretenía con sus críticas y gags el viejo se sentó en un mueble en actitud de subordinación ante mi poder en la televisión, esperando el momento en que yo me apiade de su triste situación y le permita, con mi actitud altanera, que pueda seguir viendo su telenovela. Mientras esa pesada tortura perduraba para mi padre él me acompaño frente al televisor con su mano bajo su enorme cachete como reflejo de apatía. En mi memoria está claramente el momento en el que como respuesta a un gag escuché una risilla ahogada proveniente de la garganta del aparente apático. Después de eso sus torturas fueron más frecuentes y creo que hasta menos pesadas.

Un verdadero hijo de Los Simpson puede dejar claro que ese programa ha sido un parte aguas en su vida y que incluso los culturizó, por lo menos un poco. Otra cosa es que las nuevas temporadas sean menos talentosas que las primeras y sus gangs se noten forzados. Sin embargo, Los Simpson forman parte del eje de varias generaciones y son, sin duda, materia de la cultura norteamericana y como consecuencia – aceptémoslo – de muchos países de América latina.

Lo anterior lo sustento con el siguiente post que tomé prestado sin permiso de tediósfera.wordpress.com de Eduardo Huchín Sosa. Sí, otra vez. Puede que para muchos la literatura pase por desapercibido, pero no para los creadores de los Simpson, los cuales aprovecharon las ocasiones para por lo menos mencionar algo del mundo de la literatura.

Huchín además de ser un buen escritor y de tener algo semejante a la biblioteca de babel en la cabeza también es fan de los Simpson; comparto esos gustos. Eduardo se dio a la tarea de recolector esos pequeños y memorables momentos en los que escritores o libros hacen aparición en diversos capítulos de diversas temporadas de Los Simpson. ¿Cómo voy a olvidad aquel capitulo en el que se realiza una versión Simpson de “El cuervo” de Edgar Allan Poe y aquel en el que “El corazón delator” se escucha retumbar bajo las maderas de un pequeño diorama? Esos momentos y otros me ayudaron a comprender que la literatura puede estar en todo.


Los Simpson: todo lo que hay que leer

Por Eduardo Huchín Sosa


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A diferencia de otras series, Los Simpson no evita las alusiones literarias por miedo a ofender a su auditorio (en México, contar un chiste que no busca la risa unánime es casi cometer un acto de discriminación). Los guionistas de la más célebre familia televisiva en el planeta no sólo han ejercido una de las más inteligentes críticas sobre el estilo de vida americano sino que lo han hecho valiéndose de toda clase de referencias. Lo mismo históricas (de Washington a Nixon a una enmienda constitucional parlante), que cinematográficas (de Hitchcock a Kubrick a David Lynch y cantidad de blockbusters), televisivas (de Seinfeld a los Monty Python, sin olvidar los chistes contra su propia cadena, la Fox) y musicales (de Pérez Prado a los Rolling Stones, de Tito Puente a los cada vez más reales Spinal Tap). ¿Finalmente no somos todos inquilinos de nuestra propia época y estamos hechos igualmente de música, literatura, televisión e historia?

Concentrándonos incluso únicamente en los libros, es fascinante descubrir lo literario que llega a ser el universo amarillo de Springfield. Autores pasean entre capítulos como entre festivales de letras; se parodian novelas, se cita subrepticiamente a Shakespeare (quien también aparece como un zombi en un capítulo de terror). Acá John Updike es el escritor detrás de las memorias del payaso Krusty, allá los niños del pueblo se pierden en una isla y viven una historia similar a El Señor de las moscas de William Golding.

Un curso sobre literatura podría girar en torno a los libros y autores que han sido parodiados, mencionados o que han prestado sus propias voces al programa. Si todo intento de organizar la literatura se sustenta en el arbitrio (la época, la nacionalidad, el género literario), ¿por qué no partir de un centro común como Los Simpson para hablar de ella? Van unos cuantos ejemplos:

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Saul Bellow. Bart y Lisa engañan al rabino Krustofsky diciéndole que tendrá un encuentro con el novelista judío Saul Bellow, cuando en realidad el encuentro es con su hijo, el payaso Krusty.

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Lewis Carroll. Lisa está a las afueras de la biblioteca en época de veraneo. De los libros salen personajes que la invitan a entrar al lugar. Alicia le advierte: “¡Es una trampa! ¡Corre, Lisa!”, mientras el Sombrerero Loco la amaga con un arma.

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Agatha Christie. Para pensar en cómo descubrir al autor del disparo contra el señor Burns, el jefe Gorgory lee los Diez cuentos trillados de Agatha Christie.

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Bret Easton Ellis. Después de volverse millonario con su traductor de bebés, el tío Herb le regala a Lisa una colección de Grandes Libros que ella recibiría cada mes. Se trata de una serie que abarca lo mejor de la literatura y cuyo título más antiguo es el poema épico Beowulf y el más reciente, Menos que cero de Bret Easton Ellis.

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William Faulkner. El cantinero Moe cuenta que el autor de El ruido y la furia escribía gags para el programa cómico “La pandilla” (“The Little Rascals”), donde él participaba antes de matar al Alfalfa original. La afirmación no carece de sustento porque Faulkner tuvo una etapa como escritor de guiones en Hollywood. “William Faulkner podía escribir rutinas de caño de escape que te hacían pensar”, dice el cantinero.

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Gabriel García Márquez. Marge Simpson imagina un romance épico con un capitán fornido, mientras lee una novela llamada El amor en los tiempos del escorbuto.

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Allen Ginsberg. Bart destruye el centro de mesa de Lisa y provoca un conflicto familiar. La niña para tranquilizarse escribe su propia versión de “Howl”: “He visto las mejores comidas de mi generación destruidas por la locura de mi hermano. Mi alma deshojada por demonios de pelos puntiagudos”.

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Norman Mailer. 1. Ante la prohibición de su padre para ver Itchy & Scratchy. La película, Bart lee la trama del filme novelada por Norman Mailer. “No es lo mismo”, dice y tira el libro a la basura. El libro es tan voluminoso que compacta los desperdicios del bote. 2. Bart le plantea a la niñera Shary Bobbins qué haría si lo encontrara ojeando la revista para adultos Playdude. Ella responde que lo obligaría a leer todos los artículos de la revista, “incluyendo el de Norman Mailer sobre su libido en caída”. Homero se impresiona: “Es ruda”.

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George Plimpton. El legendario editor del Paris Review es el conductor de la olimpiada de deletreo donde Lisa participa.

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Edgar Allan Poe. 1. El doctor Nick Riviera aplica Spiffy “el quitamanchas del siglo XXI” a la lápida de Edgar Allan Poe. “‘¡Qué brillo!’, dijo el Cuervo”, exclama Troy McClure, conductor del programa. 2. Juan Topo (en inglés Hans Moleman) transporta la casa de Poe, antes de salirse de la carretera y provocar un incendio. 3. Allison Taylor, la rival de Lisa en el salón, hace un diorama del cuento “El corazón delator” para el concurso escolar. 4. Homero, Bart y Lisa ven el programa de televisión “Colapso de edificios” que muestra una serie de construcciones al momento de derrumbarse; la última residencia dice en su exterior “La casa de Usher” y Homero comenta: “No pensé que se caería”. 5. El primer Especial de Noche de Brujas de los Simpson incluye una célebre parodia de “El cuervo” (una extraordinaria lección de literatura, sobre todo en su idioma original).

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Thomas Pynchon. El esquivo autor de El arcoiris de gravedad (no aparece en público, no da entrevistas y apenas se conoce una foto suya) se niega a escribir la reseña para la contraportada de la novela de Marge. “Pynchon ama este libro casi como ama las cámaras”, dice por teléfono ante la petición de un comentario promocional. Segundos después, el escritor aparece con una bolsa de papel sobre la cabeza junto a un letrero luminoso que anuncia “Casa de Thomas Pynchon. Entre”.

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Gertrude Stein. La muñeca que propone Lisa para competir con la muy vendida pero llena de estereotipos Stacy Malibú, tendría la inteligencia de la escritora Gertrude Stein, el ingenio de Cathy Guisewite (creadora de la historieta “Cathy”), la tenacidad de Nina Totenberg (una respetable periodista), el sentido común de Elizabeth Cady Stanton (luchadora por los derechos de la mujer en el siglo XIX) y la belleza práctica de Eleanor Roosevelt (una de las mujeres más influyentes del siglo XX norteamericano).

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John Steinbeck. Nelson presenta un diorama inspirado en la novela Las uvas de la ira. Señala las uvas de una mesa (“Acá están las uvas”) y les da un mazazo bañando a los jurados (“¡Y acá está la ira!”).

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Mark Twain. Montgomery Burns posee la única foto de Mark Twain desnudo.

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Gore Vidal. Lisa se da cuenta que no tiene amigos. Cuando Marge le pregunta si invitaría a alguna amiga para el verano, ella responde: “¿Amigos? Estos son mis únicos amigos (señala la contratapa de un libro). Adultos como Gore Vidal, aunque besó más chicos que los que besaré yo”. “Niñas, Lisa”, corrige nerviosamente su mamá, “los niños besan niñas”.

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Eudora Welty. La novelista norteamericana y el crítico de cine Jay Sherman son los únicos premios Pulitzer que pueden eructar tan fuerte como para ganar el trofeo que otorga la taberna de Moe.

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Walt Whitman. La tumba que siempre creyó Homero que era de su madre resultó ser de Walt Whitman. Tras descubrirlo, Homero patea la lápida mientras grita lleno de ira: “¡Leaves of grass, my ass!”.

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Tennessee Williams. Marge representa a Blanche DuBois y Ned Flanders a Kowalski en el montaje hecho en Springfield de Un tranvía llamado Deseo.

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Ludwig Wittgenstein. Los investigadores Mulder y Scully le preguntan a Homero qué estaba haciendo la noche en que vio un extraterrestre. Homero narra: “Bueno, todo empezó en un club Gentleman, a donde hablábamos de Wittgenstein mientras jugábamos Backgammon”. “Señor Simpson, mentirle al FBI es un delito”, le advierten los investigadores. “Estaba en el auto de Barney comiendo bolsitas de mostaza, ¿contentos?”.

"Moe'N'A Lisa"

Tom Wolfe. El padre del “nuevo periodismo” aparece en un capítulo junto a Gore Vidal y dos de los más reconocidos narradores norteamericanos de la nueva generación: Jonathan Franzen (autor de Las correcciones) y Michael Chabon (premio Pulitzer y autor de Chicos prodigiosos). En dicho capítulo, Moe descubre que tiene aptitudes para la poesía. Por otro lado, en la vida real, Tom Wolfe ha declarado que éste es el único programa televisivo que ve.

Se dice que fue Octavio Paz quien afirmó que Los Simpson “nos resumen”, y la expresión abarca tanto nuestro comportamiento social como nuestras referencias culturales. Un clásico –lejano o contemporáneo– puede constatar su influencia si ha salido en la serie, desde el simple nombre del capítulo (“Bart in darkness” se llama así en alusión a Heart in darkness de Joseph Conrad) hasta su aparición como personaje (un Stephen Jay Gould, capaz de decirle a Lisa: “No me hice científico para ganar dinero. Lo que tengas –para pagarme– estará bien”). Los poco más de 420 programas de Los Simpson no sólo han constituido la comedia humana por excelencia de esa transición que va del siglo XX al XXI, sino que han conformado un cúmulo de cosas que hemos aprendido sin darnos cuenta: un compendio singular de música, literatura, televisión e historia. Finalmente, después de 20 años, Springfield nos deja el mismo sabor del mundo: es horrible y está lleno de gente indeseable, pero es el único lugar del universo donde los guardias de seguridad leen a Víctor Hugo.

lunes, 18 de mayo de 2009

Mucho más grave, Mario Benedetti (q.e.p.d)



Domingo 17 de mayo de 2009. Falleció Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti, mejor conocido como Mario Benedetti. Se le considera uno de los grandes del Boom de la novela latinoamericana y que además exploró casi todas las facetas de la literatura, incluso escribió una que otra canción.


Mucho más grave

De Mario Benedetti

Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabes tan objetivamente como yo.
Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
cuando digo todas las parcelas,
no me refiero solo a esto de ahora,
a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
y carajo perderte,
y volverte a encontrar,
y ojalá nada mas.
No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llora.
Y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizás por eso salga enseguida el sol.
Ni me refiero a solo a que día tras día,
aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,
o que yo pueda creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,
o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.

No.
La cosa es muchisimo mas grave.
Cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo,
también estas reescribiendo mi infancia,
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran,
y vos en cambio sabes que eso no sirve.
Quiero decir que estas rearmando mi adolescencia,
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,
y vos sabes en cambio extraer de ese páramo,
mi germen de alegría y regarlo mirándolo.
Quiero decir que estas sacudiendo mi juventud,
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,
esa sombra que nadie arrimo a su sombra,
y vos en cambio sabes estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas,
y quede la armazón de mi verdad sin proezas.
Quiero decir que estas abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia,
este extraño confín de angustia y nieve,
esta bujía que ilumina la muerte,
este precipicio de la pobre vida.
Como ves es más grave,
Muchisimo más grave,
Porque con estas o con otras palabras,
quiero decir que no sos tan solo,
la querida muchacha que sos,
sino también las espléndidas o cautelosas mujeres
que quise o quiero.

Por que gracias a vos he descubierto,
(dirás que ya era hora y con razón),
que el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece,
según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.
Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
Pero vos,
Por favor,
No te vayas


jueves, 14 de mayo de 2009

El universo total



“Ahora tenía en las manos un vasto fragmento metódico de la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y su metafísica.”

Jorge Luis Borges:

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius


He sido despreciado infinidad de noches, incluyendo la de anoche y la de hoy (la cual aprovecho para escribir) y las que le siguen. Me desprecia un ser imaginario, un invento mitológico, un pensamiento arcaico. ¡Morfeo me odia! Me espanta las noches y me priva del sueño. Y cuando alguna vez me complace me doy cuenta de que eso es aparente pues él no pierde nada de tiempo; aprovecha la ocasión para destrozarme privándome de los recuerdos de mi mundo onírico o los vestigios de el.

Sin embargo, como es de esperarse, hasta los dioses comenten errores. En ocasiones Morfeo se distrae (o eso creo) y yo puedo disfrutar de dormir y soñar ¡al mismo tiempo! Darle libertad al inconsciente o moldearlo al gusto, como en los sueños lucidos (los cuales he podido disfrutar tan solo un par de veces). Cuando eso ocurre es genial despertar y estar alegre, triste, altanero, erotizado, asustado, intrigado, creativo o lo que sea que un sueño me puede provocar.

Otra virtud que le he encontrado a dormir y soñar es que me deja una historia que relatar, con las mejores o peores descripciones surrealistas al mero estilo de André Breton. Es común que titubee más de una vez al momento de contar mi sueño. Y como se trata de un sueño todo es justificable, incluso la manera en que quien ha soñado relata su experiencia, como yo relato mi vivir onírico.


Estoy en una recepción como la hay en muchas oficinas, las paredes son blancas, hay una mesa detrás de la cual se encuentra una mujer joven. Entiendo que estoy en un sueño, sé en donde me localizo y cual es mi designio intrínseco, no tengo por que manifestarlo verbalmente hasta que llego con esa mujer que me esperaba:

- Soy el sobrino, vine a hacer una visita, ya le habrán anunciado – le dije mientras me miraba con sus ojos fijos, tratando de intimidarme.

Al fin, con algo de resentimiento me responde – tus tíos me han dicho, entra por la puerta derecha, la que está a la izquierda es salida.

Camino hacia la puerta indicada y siento ansiedad en mis piernas, en mi estomago, los hombros y mi cabeza. Ahora, al estar del otro lado de la puerta me doy cuenta que realmente me encuentro en el lugar correcto, por tanta ansiedad aun tenia duda de mi paradero. Frente a mi ser veo la madera en forma de balcones y anaqueles, y en los anaqueles se encuentran los libros, alegres y serviciales. Me ubico en el centro de la habitación y me percato de que estoy en un cuarto hexagonal. Miro hacia arriba y percibo la fuente de luz natural, un vitral blanco en el techo que ilumina los varios pisos de balcones que forman este sitio. En el centro, en el piso, hay un dibujo hecho con triángulos negros, cada triangulo apunta una pared que da forma a la habitación; entonces los triángulos al ser unidos por las dos puntas de sus bases forman un hexágono y en el centro de este hexágono esta trazado un circulo, y en el centro del círculo un punto. El círculo es eso que no se puede conocer: Dios.

Yo podría vivir en este lugar, hacerme una cama de enciclopedias y libros apócrifos. En cada pared de la planta baja, en donde estoy ubicado, hay una puerta y una escalera en espiral que lleva hacia los balcones con los anaqueles de libros. Opto por abrir la puerta que está enfrente de mí. Del otro lado de la puerta me encuentro con una habitación similar a la que he salido, entonces decido ir hacia la puerta que esta frente a la que acabo de salir y también atravesar su umbral. Me sorprendo al ver que la habitación siguiente es similar a las dos anteriores. Entonces decido subir por una de las escaleras en espiral, hacia el balcón inmediato.

Estando en ya en el balcón me doy a la tarea de rodearlo un poco y hurgar en los lomos de los libros. Me es abrumador darme cuenta de que sus títulos están en dialectos que no sabia que existían, ni siquiera sabia que lo que estaba escrito en ellos eran dialectos. Gráficos extraños los acompañan y uno que otro tenia un número que podía identificar, pero hasta allá. Entonces me doy cuenta que entre anaqueles también hay puertas. Me dispongo a ir del otro lado de la puerta y entonces veo que me encuentro en el balcón trasero, al mismo nivel, eso supongo. Descubierto esto me decidí a abrir otra puerta que se encuentra entre otros anaqueles; mientras me dirigía a la puerta me preguntaba si en este sitio habrían cómics y novelas graficas. Como hecho por un deseo, al abrir la puerta ahí se encontraban, ordenados. Volúmenes, tomos, recopilaciones de cómics, mangas antiguos, tiras cómicas con humor sexual, dibujos satirizando a los personajes de la revolución mexicana y toda clase de políticos. La casta de los Metabarones junto al Incal y El lama blanco, el trabajo de Neil Gaiman y a lado lo de Milo Manara; Marvel y en seguida DC, al lado de estos Dark Horse y hasta donde no puedo seguir buscando hay más.

Entre mi alegre ambiente tengo unos segundos de cavilación: “lo ansíe y apareció”. Cuando por fin resuelvo el pensamiento me lanzo de inmediato hacia la puerta más cercana con una idea en mente. Al llegar al balcón en el que la puerta desembocaba lo encuentro, entre la cábala y la alquimia: los libros del tarot. Busco entre ellos y sin mucho esfuerzo hallo el libro que me llevo a mi viaje por los portales, el libro verde que destrozará mis dudas o me provocará más.

Mientras aprecio las imágenes de los arcanos mayores caí en cuenta de que la ansiedad con la que atravesé la puerta que me indico la mujer no ha desaparecido. El resultado de este insight es poder encontrar el vértice de ese malestar sólo para convertirlo en desesperación. Durante todo mi recorrido no me había cruzado o visto a una sola persona y sin embargo sabia que el templo estaba siendo custodiado. Entonces lo percibo. En otra habitación, buscándome, rastreando mis pasos cual montaraz. Un enorme león atigrado, no lo vi, lo sentí.

Después de comprender que no soy bienvenido en esos balcones decido emprender la huida con el libro verde en la mano izquierda, pero en realidad era la derecha. Me dirijo a la puerta que me es más próxima con el deseo de salir vivo del sueño y con la melancolía de abandonar la catedral de libros. Desperté con ojos vacilantes y así termina el sueño para dar paso a la tristeza.


El sueño es de quien lo vive, y sin embargo se puede transmitir intentando que se comprenda lo que se experimentó. Mi sueño parecerá burdo, una nimiedad o quizás exagerado, pero es un sueño, y en materia de eso todo es valido. Al leerse puede provocar varias reacciones en distintas personas o en una misma, desde la apatía hasta algo que se asemeje a lo que yo sentí, y para nada es menester leer y sentir algo, cada quien lo vive como quiere. Ahora para mí, lo que el sueño me entrego fue un poco de tristeza, que al ser redactado se convirtió en entusiasmo por descubrir que en realidad existe, por lo menos en mis sueños. Y comprobar que sí, la biblioteca es total, que de verdad la biblioteca es ilimitada y periódica.¹



1. Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel.

La imagen es una caricatura de Jorge Luis Borges entre libros

Si, mi sueño es muy “borgiano” y no me intimida admitirlo