viernes, 21 de agosto de 2009

Los clásicos en versiones estridentes.

Caperucita roja y el lobo (feroz), Los tres cerditos (cochinitos); en mi infancia me parecían cuentos con suspenso, ahora que los comprendo mejor me doy cuenta por que: Un lobo se come a la abuelita y espera comerse a la nietecita, pero un cazador que pasa por ahí le da un certero escopetazo al lobo, la muerte frente al rostro de la niña, una historia un poco sanguinaria que bien podría tener su versión gore. Un lobo que quiere devorarse a un triunvirato de cerdos, pero antes tiene que destrozar sus casas para llegar a ellos, este es un ejemplo de terror psicológico por la angustiante situación que pasan los primeros dos cerditos haraganes antes de resguardarse con el cerdito más trabajador.

Roald Dahl, con el humor que lo caracteriza, entregó nuevas versiones de los clásicos La cenicienta, Juan y la habichuela mágica, Blancanieves y los siete enanos, Rizos de oro y los tres osos, Caperucita roja y el lobo y Los tres cerditos. Todos los cuentos son relatados con rimas, a su estilo y con finales diferentes a los acostumbrados pues ¿Por qué los cuentos infantiles tienes la costumbre de terminar con un final feliz? Un desenlace feliz ¿para quién?


Caperucita Roja y el Lobo

De Roald Dahl

Traducción de Miguel Azaola


Estando una mañana haciendo el bobo

le entró un hambre espantosa al señor Lobo,

así que, para echarle algo a la muela,

se fue corriendo a casa de la Abuela.

“¿Puedo pasar, señora?”, preguntó.

La pobre anciana, al velo, se asustó

pensando: “¡Éste me come de un bocado!”

Y, claro, que no se había equivocado:

se convirtió la Abuela en alimento

en menos tiempo del que aquí te cuento.

Lo malo es que era flaca y tan huesuda

que al Lobo no le fue de gran ayuda:

“Sigo teniendo un hambre aterradora…

¡Tendré que merendarme a otra señora!”

Y, al no encontrar a ninguna en la nevera,

gruñó con impaciencia aquella fiera:

“¡Esperaré sentado hasta que vuelva

Caperucita Roja de la Selva!”

Y por que no se viera su fiereza,

se disfrazó de la Abuela con presteza,

se hecho laca en las uñas y en el pelo,

se puso la gran falda gris de vuelo,

zapatos, sombrerito, una chaqueta

y se sentó en espera de la nieta.

Llegó por fin Caperu a mediodía

y dijo: “¿Cómo estás, abuela mía?

¡Por cierto, me impresionan tus orejas!”

“Para mejor oírte, que las viejas

somos un poco sordas”. “¡Abuelita,

qué ojos tan grandes tienes!”. “¡Claro, hijita,

son los lente nuevos que me ha puesto

para que pueda verte Don Ernesto

el oculista”, dijo el animal

mirándola con gesto angelical

mientras se le ocurría que la chica

iba a serle mil veces más rica

que el alimento precedente. De repente

Caperucita dijo: “¡Qué imponente

abrigo de pieles llevas este invierno!”

El Lobo, estupefacto, dijo: “¡Un cuerno!

O no sabes el cuento o tú me mientes:

¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!

¿Me estas tomando el pelo…? Oye, mocosa,

te comeré ahora mismo y a otra cosa”.

Pero ella se sentó en un canapé

y se sacó un revólver del corsé,

con calma apuntó bien a la cabeza

y -¡pam!- allí cayó una buena pieza.

Al poco tiempo vi a Caperucita

Cruzando por el bosque… ¡Pobrecita!

¿Sabes lo que la descarada usaba?

Pues nada menos que con un abrigo desfilaba

y a mí me pareció de piel de un lobo

que estuvo una mañana haciendo el bobo.




Los tres cerditos

De Roald Dahl

Traducción de Miguel Azaola


El animal mejor que yo recuerdo

es, sin ninguna duda, el cerdo.

El cerdo es bestia lista, es bestia a mable,

es bestia noble, hermosa y agradable.

Más, como en toda regla hay excepción,

también hay algún cerdo tontarrón

dígame usted si no: ¿qué pasaría

si paseando por el bosque un día,

topara con un cerdo que trabaja

haciéndose una gran casa…de PAJA?

El Lobo, que esto vio, pensó: “Ese idiota

debe estar falto de pelota…”

“¡Cerdito, por favor, déjame entrar!”

“¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!”

“¡Pues soplaré con más fuerza que el viento

y aplastaré tu casa en un momento!”

Y por más que rezó la criatura

el Lobo destruyó su arquitectura.

“¿Qué afortunado soy –pensó el bribón-.

¡Veo la vida de color jamón!”

Por que de aquel cerdito, al fin y al cabo,

ni se salvó el hogar ni quedó el rabo.

El Lobo siguió dando su paseo,

pero un rato después gritó: “¿Qué veo?

¡Otro lechón adicto al bricolaje

haciéndose una casa… de RAMAJE!

¡Cerdito, por favor, déjame entrar!”

“¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!”

“¡Pues soplare con más fuerza que el viento

y aplastaré tu casa en un momento!”

Farfulló el Lobo: “Ya verás, lechón!”

y se lanzó a soplar como un tifón.

El cerdo gritó: “¡No hace tanto rato

que te has desayunado! Hagamos un trato…”

El Lobo dijo: “¡Haras lo que yo te diga!”

Y pronto estuvo el cerdo en su barriga.

“No ha sido mal almuerzo el que hemos hecho,

pero aún no estoy del todo satisfecho

-se dijo el Lobo-. No me importaría

comerme otro cochino a mediodía”.

De modo que, con paso subrepticio,

la fiera se acercó hasta otro edificio

en cuyo comedor otro marrano

trataba de ocultarse del villano.

La diferencia estaba en que el tercero,

de los tres era el menos majadero

y que, por si las mosca, el muy pillo

se había hecho la casa…¡de LADRILLO!

“¡Conmigo no podrás!”, exclamó el cerdo.

“¡Tú debes pensar que soy lerdo!

-le dijo el lobo-. ¡No habrá quien impida

que tumbe de un soplido tu guarida!”

“¡Nunca podrás soplar lo suficiente

para arruinar mansión tan resistente!”

Contesto el cochino con razón,

pues resistió la casa el ventarrón.

“Si no la puedo hacer volar soplando,

la volaré con polvora… y andando”,

dijo la bestia y el lechón sagaz,

que aquello oyó, chillo: “¡Serás capaz!”,

y lleno de zozobra y de congoja,

un número marcó: “¿Familia Roja?”,

“¡Aló! ¿Quién llama? –le respondió ella-.

¡Cochino! ¿Cómo estas? Yo aquí, tan bella

como acostumbro ¿y tú?”. “Caperu, escucha.

Ven aquí en cuanto salga de la ducha”.

“¿Qué pasa?” preguntó Caperucita

“Que el Lobo quiere darme dinamita,

y como tú de lobos sabes mucho,

quizá puedas dejarle sin cartuchos”.

“¡Querido marranín, cerdito guapo!

estaba proyectando comprar trapos,

así que, aunque me da cierta pereza,

iré en cuanto me seque la cabeza”.

Poco después Caperu atravesaba

el Bosque de este cuento. El Lobo estaba

en medio del camino, con los dientes

brillando cual puñales relucientes,

los ojos como brazas encendidas

todo él lleno de impulsos homicidas.

Pero Caperucita –ahora de pie-

volvió a sacarse el arma del corsé

y alcanzo al Lobo en punto tan vital

que la lesión le resultó fatal.

El cerdo, que observaba con ojo avizor,

gritó: “¡Caperucita Roja es la mejor!”

¡Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fue

confiar en la chica del corsé.

Porque Caperu luce últimamente

no sólo dos abrigos imponentes

de Lobo, sino un maletín de mano

hecho con la mejor…¡PIEL DE MARRANO!



Del libro Revolting Rhymes (en español Cuentos en verso para niños perversos) de Roald Dahl con ilustraciones de Quentin Blake. 2007, Alfaguara Infantil.



Aquí hay otra versión de los tres cerditos, a mi me gusta mas esta.


http://www.youtube.com/watch?v=Z8uAvMey8iA

4 comentarios:

  1. Hey! Es uno de mis libros favoritos de Dahl, hizo aún más legibles e interesantes las versiones originales de estos cuentos (que, créeme, son muy sangrientas y bizarras). Les otorgó síntesis y rima y las acompañó de las siempre atinadas ilustraciones de Blake (con quien hizo una mancuerna genial, ya característica en sus cuentos infantiles).
    De alucine el príncipe cortacabezas de Cenicienta (por cierto, en la versión original ella se llama "Culocenizón"); los enanos apostadores de Blanca Nieves; las acusaciones de delincuencia juvenil para Rizos de Oro, con justicia incluida en el final, y un largo etc.

    Excelente recomendación para el niño (léase "perverso polimorfo") que llevamos dentro...

    ResponderEliminar
  2. Baqueta (también)22 de agosto de 2009, 7:27

    Ah! Y la rola del final... chingón volver a disfrutarla después de largo tiempo! Casualmente la escuchaba mucho de chavita y me encantaba.

    Grax x eso!

    ResponderEliminar
  3. Ese libro es una J O Y A, asì nada màs.

    ResponderEliminar
  4. Bueeeno.... y a la realidad siempre le da por seguir a la ficción:

    http://www.emol.com/noticias/internacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=317645

    ResponderEliminar

Si no dejas comentario me cortaré las muñecas (//_0,)