jueves, 14 de mayo de 2009

El universo total



“Ahora tenía en las manos un vasto fragmento metódico de la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y su metafísica.”

Jorge Luis Borges:

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius


He sido despreciado infinidad de noches, incluyendo la de anoche y la de hoy (la cual aprovecho para escribir) y las que le siguen. Me desprecia un ser imaginario, un invento mitológico, un pensamiento arcaico. ¡Morfeo me odia! Me espanta las noches y me priva del sueño. Y cuando alguna vez me complace me doy cuenta de que eso es aparente pues él no pierde nada de tiempo; aprovecha la ocasión para destrozarme privándome de los recuerdos de mi mundo onírico o los vestigios de el.

Sin embargo, como es de esperarse, hasta los dioses comenten errores. En ocasiones Morfeo se distrae (o eso creo) y yo puedo disfrutar de dormir y soñar ¡al mismo tiempo! Darle libertad al inconsciente o moldearlo al gusto, como en los sueños lucidos (los cuales he podido disfrutar tan solo un par de veces). Cuando eso ocurre es genial despertar y estar alegre, triste, altanero, erotizado, asustado, intrigado, creativo o lo que sea que un sueño me puede provocar.

Otra virtud que le he encontrado a dormir y soñar es que me deja una historia que relatar, con las mejores o peores descripciones surrealistas al mero estilo de André Breton. Es común que titubee más de una vez al momento de contar mi sueño. Y como se trata de un sueño todo es justificable, incluso la manera en que quien ha soñado relata su experiencia, como yo relato mi vivir onírico.


Estoy en una recepción como la hay en muchas oficinas, las paredes son blancas, hay una mesa detrás de la cual se encuentra una mujer joven. Entiendo que estoy en un sueño, sé en donde me localizo y cual es mi designio intrínseco, no tengo por que manifestarlo verbalmente hasta que llego con esa mujer que me esperaba:

- Soy el sobrino, vine a hacer una visita, ya le habrán anunciado – le dije mientras me miraba con sus ojos fijos, tratando de intimidarme.

Al fin, con algo de resentimiento me responde – tus tíos me han dicho, entra por la puerta derecha, la que está a la izquierda es salida.

Camino hacia la puerta indicada y siento ansiedad en mis piernas, en mi estomago, los hombros y mi cabeza. Ahora, al estar del otro lado de la puerta me doy cuenta que realmente me encuentro en el lugar correcto, por tanta ansiedad aun tenia duda de mi paradero. Frente a mi ser veo la madera en forma de balcones y anaqueles, y en los anaqueles se encuentran los libros, alegres y serviciales. Me ubico en el centro de la habitación y me percato de que estoy en un cuarto hexagonal. Miro hacia arriba y percibo la fuente de luz natural, un vitral blanco en el techo que ilumina los varios pisos de balcones que forman este sitio. En el centro, en el piso, hay un dibujo hecho con triángulos negros, cada triangulo apunta una pared que da forma a la habitación; entonces los triángulos al ser unidos por las dos puntas de sus bases forman un hexágono y en el centro de este hexágono esta trazado un circulo, y en el centro del círculo un punto. El círculo es eso que no se puede conocer: Dios.

Yo podría vivir en este lugar, hacerme una cama de enciclopedias y libros apócrifos. En cada pared de la planta baja, en donde estoy ubicado, hay una puerta y una escalera en espiral que lleva hacia los balcones con los anaqueles de libros. Opto por abrir la puerta que está enfrente de mí. Del otro lado de la puerta me encuentro con una habitación similar a la que he salido, entonces decido ir hacia la puerta que esta frente a la que acabo de salir y también atravesar su umbral. Me sorprendo al ver que la habitación siguiente es similar a las dos anteriores. Entonces decido subir por una de las escaleras en espiral, hacia el balcón inmediato.

Estando en ya en el balcón me doy a la tarea de rodearlo un poco y hurgar en los lomos de los libros. Me es abrumador darme cuenta de que sus títulos están en dialectos que no sabia que existían, ni siquiera sabia que lo que estaba escrito en ellos eran dialectos. Gráficos extraños los acompañan y uno que otro tenia un número que podía identificar, pero hasta allá. Entonces me doy cuenta que entre anaqueles también hay puertas. Me dispongo a ir del otro lado de la puerta y entonces veo que me encuentro en el balcón trasero, al mismo nivel, eso supongo. Descubierto esto me decidí a abrir otra puerta que se encuentra entre otros anaqueles; mientras me dirigía a la puerta me preguntaba si en este sitio habrían cómics y novelas graficas. Como hecho por un deseo, al abrir la puerta ahí se encontraban, ordenados. Volúmenes, tomos, recopilaciones de cómics, mangas antiguos, tiras cómicas con humor sexual, dibujos satirizando a los personajes de la revolución mexicana y toda clase de políticos. La casta de los Metabarones junto al Incal y El lama blanco, el trabajo de Neil Gaiman y a lado lo de Milo Manara; Marvel y en seguida DC, al lado de estos Dark Horse y hasta donde no puedo seguir buscando hay más.

Entre mi alegre ambiente tengo unos segundos de cavilación: “lo ansíe y apareció”. Cuando por fin resuelvo el pensamiento me lanzo de inmediato hacia la puerta más cercana con una idea en mente. Al llegar al balcón en el que la puerta desembocaba lo encuentro, entre la cábala y la alquimia: los libros del tarot. Busco entre ellos y sin mucho esfuerzo hallo el libro que me llevo a mi viaje por los portales, el libro verde que destrozará mis dudas o me provocará más.

Mientras aprecio las imágenes de los arcanos mayores caí en cuenta de que la ansiedad con la que atravesé la puerta que me indico la mujer no ha desaparecido. El resultado de este insight es poder encontrar el vértice de ese malestar sólo para convertirlo en desesperación. Durante todo mi recorrido no me había cruzado o visto a una sola persona y sin embargo sabia que el templo estaba siendo custodiado. Entonces lo percibo. En otra habitación, buscándome, rastreando mis pasos cual montaraz. Un enorme león atigrado, no lo vi, lo sentí.

Después de comprender que no soy bienvenido en esos balcones decido emprender la huida con el libro verde en la mano izquierda, pero en realidad era la derecha. Me dirijo a la puerta que me es más próxima con el deseo de salir vivo del sueño y con la melancolía de abandonar la catedral de libros. Desperté con ojos vacilantes y así termina el sueño para dar paso a la tristeza.


El sueño es de quien lo vive, y sin embargo se puede transmitir intentando que se comprenda lo que se experimentó. Mi sueño parecerá burdo, una nimiedad o quizás exagerado, pero es un sueño, y en materia de eso todo es valido. Al leerse puede provocar varias reacciones en distintas personas o en una misma, desde la apatía hasta algo que se asemeje a lo que yo sentí, y para nada es menester leer y sentir algo, cada quien lo vive como quiere. Ahora para mí, lo que el sueño me entrego fue un poco de tristeza, que al ser redactado se convirtió en entusiasmo por descubrir que en realidad existe, por lo menos en mis sueños. Y comprobar que sí, la biblioteca es total, que de verdad la biblioteca es ilimitada y periódica.¹



1. Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel.

La imagen es una caricatura de Jorge Luis Borges entre libros

Si, mi sueño es muy “borgiano” y no me intimida admitirlo


4 comentarios:

  1. me encantaría ver la habitación de los libros.

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  2. ... Por Dios el paraiso en tus manos!!

    Q hermoso sueño!!

    Creí q no soñabas asi... te felicito debio ser muy placentero...

    Atte:

    Akira Girl

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  3. Ale: es dificil encontrarle pero en verdad existe.

    Akira: que bueno que te das un paseo por aqui. recuperate pronto, todo estara bien.

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  4. "Yo también he estado en Arcadia..."

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Si no dejas comentario me cortaré las muñecas (//_0,)